martes, 17 de junio de 2008

Un aporte a la comunidad (periodística)

Vamos a retomar el tono docente que pretenciosamente le dimos a este blog en sus comienzos. La excusa es la misma nota que comentamos ayer ("La oposición se quedará en sus bancas hasta que haya debate"). Más específicamente, el siguiente párrafo:
"Impidió [el oficialismo] con su mayoría parlamentaria que las comisiones de Agricultura del Senado y Diputados intervengan, abortó el intento de mediación de la Defensoría del Pueblo y, encima, echó nafta al conflicto enviando a la Gendarmería", sostuvo [Claudio Lozano, aparentemente].

Es verdad. Tal como suelen darse las cosas en el Congreso, la mayoría tiene la llave mágica que abre o cierra el debate. Pero esto es suponiendo que la coyuntura va más o menos por los carriles habituales. Hoy pareciera, o nos quieren hacer ver, que estamos terminales. Por lo tanto, ya no se pueden seguir haciendo las mismas cosas que hacíamos si es que queremos seguir adelante. ¿Hay recursos parlamentarios para poner los asuntos que se quieren debatir en el temario? Sí. La frazada, ¿es uno de ellos? No. Es televisivo, sí. Va a ocupar espacio a la hora de los noticieros muy probablemente. Pero había una cantidad de cosas poco mediáticas que se podrían haber intentado antes.
Veamos.
¿Cómo llega un asunto a ser considerado en una comisión parlamentaria? Lo habitual, repito y subrayo, lo habitual es que haya reuniones de los asesores de los miembros de la Comisión en las que se discutan los aspectos técnicos de los asuntos que el Presidente de la misma les haya indicado a sus propios colaboradores. De haber acuerdo (o voluntad clara por parte de la mayoría), el proyecto "pasa" a la reunión de legisladores para su consideración y dictamen.
Lo habitual, repito y subrayo, lo habitual entonces es que todo dependa en gran medida de la voluntad del Presidente de la comisión de que se trate. El temario de las reuniones y, también, la convocatoria a reunión.
Ahora bien, uno puede leer los reglamentos de las cámaras de adelante para atrás y de atrás para adelante, y no va encontrar ninguna norma que, expresamente, disponga que las comisiones se reúnen por la sola y única voluntad de sus presidentes. Es cierto que todos los mecanismos administrativos internos y la práctica (muy importante en ámbitos parlamentarios) están preparados para ello. Pero se supone que estamos terminales...
El artículo 108 del Reglamento de la HCD y el 101 del de Senado prevén la posibilidad de que la mayoría de la comisión no asista a una reunión. En ambos casos y dados ciertos requisitos, con un tercio del número de miembros se puede discutir y dictaminar. De acuerdo a un viejo adagio jurídico (con lo resbaloso que son) "quien puede lo más, puede lo menos". Por lo tanto, si pueden reunirse, podrían impulsar una convocatoria en caso de que no la hubiera. Podría ser complicado del punto de vista administrativo, pero estamos hablando de una supuesta fuerte decisión política de una buena cantidad de miembros de la comisión.
Es decir, que en esta situación terminal y apelando al voluntarismo, tendríamos una comisión parlamentaria discutiendo y dictaminando sobre, por ejemplo, la derogación de la famosa resolución de las retenciones, con lo que el asunto estaría bien instalado en el ámbito legislativo sin necesidad de frazadas. Pero con pocas cámaras de televisión. Una lástima...
En conclusión, si tal vez podemos acordar que es poco defendible la actitud de la mayoría de haber eludido el debate por tanto tiempo, la postura los legisladores no oficialistas de quedarse a dormir en el Congreso parece más el producto del poco conocimiento de los mecanismos reglamentarios. Lo mismo cabría para los medios: ¿por qué no cuestionan los procedimientos circenses? ¿Por qué no se preguntan, y les preguntan, qué mecanismos parlamentarios dejaron de utilizar? "No preguntes qué puede hacer la mayoría por mí, sino qué puedo hacer yo para movilizar a la mayoría", ¿diría Kennedy?

No hay comentarios: