Hace un rato, en un pasillo de la Cámara de Diputados, escuché al pasar una frase que me parece una síntesis apropiada de este Nuevo Congreso Paralizado. Con inconfundible acento norteño, se dijo: “Ellos creyeron que sólo iban a tener que ser oposición”.
Es de imaginar que con “ellos” se refería al no oficialismo, supuestamente mayoría en ambas cámaras del Congreso, pero que todavía no está asumiendo tal responsabilidad. Por el momento, sus acciones están más referidas a tratar de hacer caer decisiones del gobierno que a impulsar propuestas. Si la decisión es decir que “no”, ¿hay diálogo posible? ¿Con quién se dialoga? ¿En dónde queda el discurso del consenso?
Hoy no pudo sesionar ni el Senado ni la Cámara de Diputados, en ambos casos porque el oficialismo no se presentó, pero también porque la supuesta mayoría no asume ese rol y no puede hacer que todos sus “integrantes” se hagan presentes para sostener una decisión que no fue “consensuada” con la primera minoría.
En este sentido es que parece adecuada la frase: si lo que se impulsa son mayoritariamente decisiones negativas, sin matices, sin opciones, sin salidas alternativas, no se puede esperar que el oficialismo vaya a “votar con el culo”, como decía (y debía hacer) Jaroslavksy hace muchos años durante el segundo semestre del fatídico 1989. Si se piensa sólo como oposición, y se actúa sólo como oposición, se debe tener el número suficiente al inicio de las sesiones y al momento de la votación.
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