lunes, 7 de diciembre de 2009

El balance de 2010

La pobreza intelectual de esta nota merecería un comentario. Pero no quisiera repetirme a mí mismo. Por eso no voy a decir nada de los balances que empiezan ya a pulular en los medios (aquí y aquí, por ejemplo) sobre la tarea del Congreso.
Prefiero tratar de especular un poco sobre cómo serán estos balances a fin de 2010 cuando haya algunos pocos elementos para juzgar a este Nuevo Congreso del que tanto se habla.
Algo que me llama poderosamente la atención es la expectativa que se le está generando, y no puedo menos que preguntar por qué se le pone la vara a tal altura que hasta podría ser imposible de saltar. Es verdad que el no oficialismo hace tiempo dio a conocer una agenda algo difícil de cumplir, pero, bueno, en público siempre se grita más fuerte. El problema es la inevitable decepción que viene después. Lo raro, si así puede llamarse, es que sean los mismos medios cuyo fin es terminar con la era K los que no puedan ver que así también perjudican a los competidores. O tal vez sí lo vean…
Mucho se habla del diálogo. En esto parece haber miradas contradictorias (las de Aguad y Alfonsín, por ejemplo). Más allá del deseo y los discursos, van a ser imprescindibles para que las decisiones del Congreso tengan algún ánimo de permanencia. Pero si unos son los malos malísimos y otros son los buenos buenísimos de la historia poco queda por hacer.
Hace algo más de treinta años se propuso adoptar el concepto de “viscosidad” para el análisis de la actividad parlamentaria. Dicho concepto pretendía dar cuenta de aquellos órganos legislativos que no tenían el poder suficiente ni para establecer por sí mismos las políticas públicas ni para decir que no al Poder Ejecutivo. Lo que sí podían hacer era hacer más difícil el tránsito de sus iniciativas. Hasta donde pude ver el concepto tuvo vida corta, pero bien podría ser útil para imaginarse el cuadro del año que viene.
Una función muy poco tenida en cuenta por el “gran público” es el control que ejerce o debería ejercer el Congreso. Es de suponer que aquí habrá una actividad intensa el próximo año. Pero los medios suelen olvidarse de ella, salvo que se haga a través de una comisión investigadora. Pero en este caso no pasan de ser pura espuma, los titulares de un par de semanas, y poco más. El Congreso tiene muchas comisiones de control, pero su actividad pasa desapercibida, un poco porque, por varios motivos, a ellas también se les aplica el criterio de reflejar la composición política del cuerpo o cuerpos parlamentarios. La mayoría oficialista tiene pocos incentivos para controlar al gobierno del que forman parte. Pero la/s minoría/s le ponen muy poca garra…
Los balances de 2010 pueden llegar a tener un componente adicional a los que se vienen repitiendo y repitiendo desde 1983: la decepción de que el Nuevo Congreso no haya sido ni tan “nuevo” ni tan “congreso”. Hoy la Princesa resalta la necesidad de diferenciarse de los integrantes de la “mayoría circunstancial”. No le van a poder echar la culpa a los malos malísimos. ¿Quién va a pagar el pato?

3 comentarios:

Princesa Sukimuki dijo...

Si los opositores son piolas, van a sacar algunas leyes juntos y después se van a entrar a matar por otras cosas más concretas en las que no acuerdan. Cuanto más cerca de 2011 estemos, más se van a tener q diferenciar. De todas formas algo van a tener que hacer xq si el balance de 2010 es cero, van a restar puntos con la opinión pública y eso los daña a todos los opositores por igual.

besos!

Unknown dijo...

Interesante análisis y perspectiva hacia fines del año del "nuevo congreso". Ahora, me gustaría acotar, acerca de las comisiones de control, dos cosas: 1) en ellas particularmente, la mayoría debería ser independiente del oficialismo cuya gestión ha de controlar. 2) como tal cosa no ocurre en el Congreso Nacional (ni en el nuevo, ni en el viejo) el sistema deviene perverso para una "cómoda y necesitada" minoría opositora que nada puede hacer en términos concretos. Esquema que se reproduce hacia todas las direcciones del dispositivo de control público.
Veamos entonces qué sucede en tan sensible área ahora que las mayorías pueden verse modificadas.
Saludos y muchas gracias por compartir tan interesantes apreciaciones!

Unknown dijo...

Gracias, Princesa, por su comentario. Ya hemos intercambiado alguna idea en su Palacio.
Juan, gracias también por el comentario. El control es algo del que todos hablan, pero que es difícil encontrar ejemplos concretos. O, tal vez, es una tarea rutinaria con pocas perlas rutilantes para mostrarle a la prensa. Basta ver la cantidad de informes de la AGN aprobados por unanimidad a propuesta de la Comisión Mixta Revisora de Cuentas de la Administración.