viernes, 10 de julio de 2009

El malévolo oficialismo... o "agarren los libros que no muerden"

Los medios suelen contar entre sus periodistas con especialistas, o especializados, en distintas ramas y/o actividades: está el de cuestiones internacionales, los de deportes, alguno que otro se dedica a temas relacionados con la ciencia, los de policiales, etc. En la radio, hay uno muy bueno que se ocupa de comentar asuntos relacionados con las causas judiciales, Néstor Espósito.

En cuanto a la política, puede haber periodistas que sigan las noticias que genere algún partido político en particular, o en tal o cual temática.

Es decir que el trabajo está bastante dividido con el objeto de, se supone, mejorar la transmisión de la noticia y el entendimiento del público.

En el ámbito parlamentario, la regla parece ser completamente la inversa. No hay especialistas. Si alguna vez el cronista parlamentario (y obsérvese que se lo llamaba “cronista”) pudo haber sido un personaje dentro de las redacciones, y algún memorioso recordará tal vez a Marcos Diskin, hoy es una tarea olvidada. Es posible que la responsabilidad la tenga el propio Congreso, ya que no es un gran generador de noticias. Los periodistas suelen ir en búsqueda de los escandaletes, y poco más.

Pero de vez en cuando algo pasa, o debería pasar, en las cámaras legislativas. Y hace falta alguien que entienda para preguntar y transmitir mejor.

El martes pasado estaba citada la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados. Su temario era amplísimo: desde la emergencia agropecuaria hasta los derechos de exportación. Pero, gripe A mediante, la reunión se suspendió. El Presidente de la comisión, el Diputado Cantero Gutiérrez, dio algunas explicaciones que se pueden buscar en la página de TN, haciendo una búsqueda por su apellido.

Las informaciones que se generaron fueron bastante imprecisas. En un principio, en ese canal se decía que, pese a la suspensión, había habido veintidós diputados presentes de un total de treinta y cinco miembros, más que suficiente para debatir y tomar decisiones válidas. Luego quedó claro que lo que se había reunido era la Mesa de Consenso Agropecuario, conformada por los lobbystas rurales y representantes de varios bloques no oficialistas. Por ser como es un ámbito informal de “discusión” seguramente no contará con reglas precisas como quórum, mayorías, etc.

Pero volvamos a la convocatoria y posterior suspensión de la reunión de la Comisión. Aun dejando de lado la discusión acerca de la seriedad de los motivos de Cantero Gutiérrez, uno se puede preguntar si esa decisión cierra completamente la puerta al debate:

  • · Respuesta Nº 1: de acuerdo a la práctica parlamentaria, sí. La citación de las comisiones y la eventual suspensión de la reunión es una atribución exclusiva de sus presidentes.
  • · Respuesta Nº 2: de acuerdo a lo surge expresamente de los reglamentos, no.

Para que los medios puedan transmitir adecuadamente esta diferencia, haría falta alguien que más o menos haya leído los reglamentos de ambas cámaras. (También los diputados deberían hacerlo, pero esto es otra cuestión.) Entonces, uno podría esperar que se les pregunte a los diputados no oficialistas ansiosos de reunirse y debatir qué les impide impulsar una reunión ya mismo. Si sólo es una cuestión de práctica y costumbre, como ya dije varias veces, la urgencia y necesidad de una decisión bien podría autorizar dejarlas de lado y aplicar la fría letra del reglamento. Pero sólo se ocupan de destacar que, otra vez, el malévolo oficialismo chicanea.

Hace un tiempo atrás, tuve oportunidad de escuchar a un funcionario de la Cámara de Diputados que es un verdadero estudioso y apasionado de las cuestiones parlamentarias. En tal oportunidad, contaba por qué en el Congreso de 1973-1976 se destacó la entonces muy joven y bella Diputada María Cristina Guzmán, del Movimiento Popular Jujeño. Como integrante de un bloque unipersonal, y mujer, parecía tener pocas posibilidades de conseguir algún espacio. Pero se ocupó de estudiar el reglamento, y de exigir su cumplimiento. De esta manera, la mayoría siempre debía, aunque sea, mirarla de reojo para ver si no iba a salir con alguna cuestión que pudiera trabar sus intenciones. Por supuesto que los reglamentos también prevén la posibilidad de que, dadas ciertas condiciones, puedan dejarse de lado, pero esto es otra historia.

Señores de los medios: hagan estudiar a sus periodistas. Salvo, claro está, que sus intenciones vayan más allá de la información…

1 comentario:

Carlos María dijo...

mientras los periodistas sigan diciendo "cambio de carátula" cuando debe decirse que tal o cual juez realizó en un caso concreto un "cambio de calificación legal" no tenemos remedio...