El cronista clarineano Matías Longoni realiza hoy una de esas extrañas parábolas a las que nos tiene acostumbrados el periodismo. Luego de meses o años de esquivar una información completa sobre el Congreso, escribe que ahora "El diputado kirchnerista Alberto Cantero realizó ayer una de esas extrañas parábolas a las que nos tiene acostumbrados la política. Luego de seis meses de esquivar una convocatoria a reunión de la Comisión de Agricultura, que él preside, declaró que ahora ‘el oficialismo está dispuesto a discutir el tema de retenciones’. Así, en una primera impresión, quedaría allanado el camino para que el más ríspido de los debates entre el campo y el Gobierno sea resuelto en el Congreso. La oposición ya juntó 108 voluntades dispuestas y le restan pocas bancas para llegar al quórum. Si se suma el bloque mayoritario, ya no será necesario que sude la gota gorda.”
¿Te parece, Mati, si contamos seis meses para atrás? Estamos a principios de octubre. ¿Existía el proyecto sobre retenciones que “ahora” quieren discutir? No. ¿Y si contamos sólo tres meses, Mati? Principios de enero. Tampoco. ¿Un mes? Marzo. Debería estar. Sí, pero recién el 17, hace hoy veinticuatro días. Por otro lado, no sólo Cantero Gutiérrez “esquivó” citar a la comisión que preside. Lamentablemente, casi ninguna tuvo actividad.
Luego de varios días de silencio de radio sobre el Congreso, “ahora” parece haber una información de cierto interés.
Falsa impresión. Clarín ahora decide informar sobre los trámites de los que habíamos hablado sobre los varios proyectos en danza relativos a cuestiones agropecuarias, pero eso no significa que lo haga con alguna precisión. Veamos: “Falsa impresión. El FpV ahora está ‘dispuesto a discutir’, como dijo Cantero, pero eso no significa que no imponga las condiciones para ese debate. Lo adelantó el analista de temas agroparlamentarios [sic ??????????] Diego Ramírez: el presidente de la Cámara baja, Eduardo Fellner, decidió unificar los 35 proyectos sobre retenciones que se han presentado hasta aquí y pretende [¿quién?] que se discutan en una reunión conjunta de tres comisiones. A la de Agricultura, donde el kirchnerismo perdió la mayoría, sumará las de Presupuesto y Hacienda y la de Comercio, que todavía domina con holgura. Recién con un dictámen [sic] favorable de esos tres cuerpos, el bloque K bajaría al recinto.
Ya analizamos aquí este tema de la unificación de giros. Pero veamos alguna alternativa (espero que el analista de temas agroparlamentarios –Ay, Patria mía– acuerde con mi forma de ver las cosas):
Un posible camino sería no haber hecho nada respecto de esa unificación, y tratar los proyectos como vienen. A lo sumo considerar en forma global los que tienen igual giro. Además, que cada comisión los discuta por separado, como es de práctica. Dados los últimos realineamientos, “el campo” tiene la mayoría de la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados. Uno podría suponer que está en condiciones de dictaminar favorablemente el proyecto de las retenciones. ¿Se abriría a la discusión, escucharía sugerencias, aceptaría modificaciones? ¿O impondría su número? (Quisiera ver los titulares en tal caso, cómo lo dirían.)
¿Termina aquí la historia? No, porque falta el estudio de las otras comisiones. Lo habitual es que lo hagan en forma separada y sucesiva. Si la primera comisión del giro (llamada cabecera y, supuestamente, la que tiene una competencia “central” en el asunto) lo despachó, hay fuertes indicios de que hay un cierto acuerdo y posiblemente estén las cuestiones técnicas y políticas resueltas. Así van añadiendo su visto bueno las demás comisiones. No siempre es de esta manera. A veces surgen objeciones y el dictamen se va reelaborando. En otras, el rol de las comisiones “no cabecera” es igual de importante que el de la primera. Pero sí o sí es preciso que se vayan sumando las mayorías de las otras comisiones. Es decir que no es suficiente que la Comisión de Agricultura y Ganadería dictamine favorablemente el proyecto.
Y, además, está el cuco. La Comisión de Presupuesto y Hacienda es el paredón en el que chocan las mejores intenciones (ver esto). La tarea de esta comisión es decidir si se abre o no la billetera (o la caja), si se resigna o no los recursos provenientes de tal o cual impuesto. Si se renuncia o no, en definitiva, al dinero de las retenciones. Aunque no todos los proyectos de aquel paquete de treinta y cinco tenían giro a esta comisión, tal vez se la podría haber evitado. Pero ahora sí lo tienen.
A pesar del tono apocalíptico de Mati, a pesar de sus sugerencias conspiratorias (“ ‘La mayoría de los diputados de la Comisión de Agricultura ya tenemos un acuerdo. Para frenar esto, ahora hacen lo otro’, evaluaba el vicepresidente de ese cuerpo y diputado del PRO, Cristian Gribaudo, advertido de la maniobra”, bastardilla propia), incluso a pesar de las imaginadas opiniones de Diego Ramírez (¿probaron de googlearlo?), mi impresión es que el oficialismo aprovecha la falta de estrategias parlamentarias del “Bloque Agropecuario”. El camino de la sesión especial parece estar desactivado, pero no por lo que sugiere el cronista, sino, tal vez, porque ya se vio que es el más corto para no solucionar el asunto.
Las comisiones se van a reunir, Mati. Te sugiero que vayas escribiendo la crónica. Para no cansarte, empezá a tipear varias veces la frase “diálogo de sordos”. Es la que vas a usar un montón de veces.
5 comentarios:
yo creo q voy a optar x no leer más las notas q salgan sobre el congresos dias previos a feriados, así no me tengo q hacer problema x las brutalidades q nuestros periodistas escriben!
besos
Doctor, Ud. bien sabe que el reglamento del honorable cuerpo exige que las comisiones, si bien pueden estudiar el asunto de manera separada, dictaminen en reunión conjunta. Estimo que coincidirá Ud, que la práctica consuetudinaria del estudio y despacho sucesivo es admisible en asuntos de baja exposición pública y alto consenso, o al menos para aquellos en que no se pone en cuestión la dirección política de la administración. De manera que el presidente de la Cámara, ante la controversia, hace cumplir el reglamento. Al fin y al cabo esa es su función.
Princesa, usted sabe bien que va a continuar con tal alto material de lectura.
Licenciado, coincidirá conmigo que la unificación de giros en sí misma no es sólo una cuestión reglamentaria. Sólo estaba imaginando alguna opción a esa unificación. Efectivamente, lo más probable es, con ella o sin ella, es que haya reuniones conjuntas, tal y como se hizo el año pasado con el proyecto de ratificación de la resolución 125. Pero esto no es lo que les importa a los medios, sino sólo mostrar lo maquiavélico que es el Presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería. Tal vez lo sea, pero con una pequeña investigación -que, ya sé, los periodistas no están interesados en hacer- hasta podrían verificar realmente el hipotético retorcimiento del oficialismo.
De Matías Longoni:
Acabo de leer este post. Tenías razón, la reuniones de la Comisión de Agricultura han sido más que abundantes. Y el tratamiento de los proyectos sobre retenciones me tuvo agotado de tanto escribir.
Saludos
Bienvenido Matías. Aunque pude haberme equivocado en mi apreciación acerca de las reuniones de las comisiones (y habría que preguntarse de quién o quiénes es la responsabilidad), lo central del asunto es que se hizo lo que debía hacerse para conseguir un tratamiento ordenado de esos temas. Para mí, no hay piruetas, síno pirotecnia verbal de los que no tienen propuestas.
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