En La Nación de hoy se publica una nota de Eduardo Duhalde en la que saluda alborozado la posibilidad de que la dirigencia rural participe en las próximas elecciones legislativas de todos los niveles (nacional, provincial y municipal). Me parece que se podría compartir su alegría. Y hasta se podría compartir sus razones, si se pudiera tomar como cierto que su fundamento es que “el campo necesita innovar en el terreno político. Se impone así superar la lucha efervescente de la primera etapa del conflicto por una nueva etapa de trabajo arduo y en paz, ya no a la vera de las rutas sino en las bancas del Congreso”. Pero tengo mis dudas de que el ex Presidente opine de esta manera sólo con ánimo de institucionalidad. No vayamos más allá en esto.
Duhalde habla de “un fuerte bloque legislativo, compuesto por decenas de integrantes” que se encargue de la defensa de un amplio abanico de asuntos (economías regionales, federalismo), a lo que se podría agregar, por supuesto, la formulación de políticas para el sector. Pero esta vez a la vista de todo el mundo, y no entre cuatro paredes como en las frustradas reuniones con funcionarios del Poder Ejecutivo. Aquí está la “pequeña diferencia” de participar o no en la lucha por las bancas. Los congresos son “casas de vidrio” en lo que todo está a la vista, o, por lo menos, es poco lo que se puede esconder. La formulación de políticas legislativas requiere de documentos escritos y públicos en los que van a quedar asentados para la posteridad los intereses involucrados, así como los que se resignen en pos de conseguir su aprobación. Y, obvio, esta formulación requiere de una posición activa en esto de generar planes para “el campo”, y no sólo de reclamar que el Gobierno se haga cargo de sus problemas.
Pero hay otra pequeña cuestión: los dirigentes rurales que resulten electos van a tener que participar y decidir en infinidad de asuntos, y no sólo de las cuestiones agropecuarias. Tienen que ir sabiendo que no todos van a poder integrar las comisiones de agricultura y ganadería de la Cámara de Diputados o del Senado. Y si de verdad van a ser “decenas de integrantes”, aunque diferenciados ideológicamente como también se sugiere en la nota, van a poder reclamar su lugar en todas y cada una de las comisiones (Asuntos Constitucionales, Turismo, Industria, Previsión y Seguridad Social, Juicio Político, por nombrar algunas). Como no toda decisión puede estar “teñida de verde”, ¿qué van a hacer? ¿Se van a abstener? Este es uno de los problemas de plantear representaciones sectoriales. No todo lo que se discute tiene que ver con la fracción de uno, pero el voto es necesario.
La vida del parlamentario está llena de frustraciones, más aún si se es opositor. Esto es otra cosa que tienen que ir sabiendo. Gran parte del tiempo van a pasar discutiendo de mil cosas con, tal vez, poco provecho, preguntándose cuándo se van a ocupar de lo que de verdad les interesa. Esperemos que aprendan a no entrar en la dinámica del no oficialismo actual…
2 comentarios:
Además para tener un super bloque tienen que ganar bancas. Con circunscripciones tan pequeñas (salvo bs as y en menor medida santa fe, córdoba y cap fed) es difícil conseguir el armado que tanto se anhela.
Nada más cierto, Princesa, aunque ya me parecía suficiente con el cuadro algo oscuro que les presentaba, ¿no?
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